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sábado, 15 de abril de 2017

Breizh (Un viaje por los paisajes, historia y cultura de Bretaña)

El asturiano Lisardo Lombarda, director del Festival Intercéltico de Lorient desde 2009, cuenta en una entrevista reciente que se enamoró tanto de Bretaña durante una beca de estudios en 1977 que se gastó casi todo su dinero en libros sobre este lugar y tuvo que volver a España haciendo autoestop. Comparto su enamoramiento. Sin llegar a tanto, a mí me ha pasado algo parecido. Parte del presupuesto de mi viaje se ha ido en la compra de libros, diccionarios, revistas y cds sobre la lengua, la historia y la cultura de este fascinante y verde rincón de Europa.

No era la primera vez que viajaba a Bretaña. De hecho, era la tercera. Mi primer contacto fue a los ocho años. Por aquel entonces, vivía en Francia con mis padres y todos los veranos, nos íbamos a España a ver a la familia pero aquel año, mi madre tuvo que mandarme quince días a un campamento de verano en la península de Quiberon al sudoeste de Bretaña mientras mi padre se recuperaba de una operación  en un hospital de París.

La segunda vez fue en 1989. Guardo un recuerdo muy agradable de ese viaje pero ha sido ahora, durante mi última estancia, cuando me he sentido absolutamente atrapada por la belleza y la calma de este lugar y por la enorme riqueza de su cultura. Supongo que el hecho de haber escuchado con bastante asiduidad desde que era joven a Alan Stivell y al grupo Gwendal ha sido decisivo a la hora de crear una sensibilidad receptiva al universo musical y cultural de la "Pequeña Bretaña" y de la cultura celta en general.


Bretaña es una tierra con muchísimos atractivos y una historia fascinante que empieza desde la prehistoria con sus monumentos megalíticos (menhires, dólmenes, cromlechs... que aún perduran), la posterior expansión de la cultura celta con sus leyendas y mitos, la constitución de la monarquía bretona en el siglo IX, la gran etapa de esplendor bretón del siglo XV y unos paisajes preciosos tanto en la costa como en el interior. La península de Armórica está rodeada por el Canal de la Mancha, el Océano Atlántico y el Mar de Iroise, uno de los mares más peligrosos de Europa pero también más ricos en biodiversidad y por ello reconocido como reserva de la biosfera por la Unesco. Es la región de Francia con mayor concentración de faros. La isla de Ouessant cuenta ella sola con cinco faros.

El bretón es la única lengua celta que pervive hoy en día fuera de las islas británicas. Se habla en la parte occidental y central de Bretaña y pertenece a la llamada rama britónica junto con el galés y el córnico. El irlandés, el escocés y la lengua de la isla de Man pertenecen a la rama gaélica. El bretón estuvo a punto de desaparecer. Afortunadamente, en los años 70, con la recuperación de la música folk europea (concretamente en Bretaña, con la aparición del disco Renaissance de la Harpe Celtique de Alan Stivell en 1972) y gracias al surgimiento de movimientos a favor de la recuperación de la lengua, se abrió en 1977 la primera Diwan, escuela que utiliza el bretón como lengua de enseñanza mediante el sistema de inmersión y que se inspiró en las Ikastolas vascas y en las Ysgolion Meithrin galesas.

 Hoy en día hay alrededor de 11.000 estudiantes escolarizados en lengua bretona y se calcula que unas 230.000 personas hablan esta lengua. El panorama lingüístico es incierto a pesar de la progresiva escolarización, la aparición de medios de comunicación en bretón y la presencia de rótulos bilingües incluso en zonas donde no se hablaba antiguamente el bretón, una medida simbólica para dotar de toda su legitimidad a la lengua.

Viajar a Bretaña es sumergirse en un universo cultural, histórico y paisajístico muy singular en un entorno de turismo tranquilo. No dejéis de hacerlo si tenéis la ocasión.





martes, 22 de marzo de 2016

M Train de Patti Smith


M Train es el último libro de la cantante Patti Smith. No conozco sus anteriores trabajos literarios pero como sus canciones siempre me han parecido una perfecta mezcla de rock y poesía, pensé que podría gustarme. Y en efecto, así ha sido.

M Train, que todavía no se ha traducido al castellano, toma su nombre de una línea de metro que conecta algunas partes de Manhattan, Queens y Brooklyn. La novela empieza en el Café ´Ino del Greenwich Village donde la cantante iba cada mañana a desayunar y a escribir. El libro está escrito en una prosa fluida que se mueve entre el pasado y el presente, entre los sueños y la realidad y es, como lo ha calificado ella misma, "un mapa de carreteras de mi vida" en el que nos desvela su particular universo con sus obsesiones literarias (Jean Genet, William Burroughs, Bertold Brecht, Sylvia Plath, Roberto Bolaño, Murakami...), sus viajes por el mundo, su afición por el tarot o su adicción a la cafeína. La búsqueda de los escenarios de los escritores y artistas favoritos de la cantante nos lleva a visitar la Casa Azul de Frida Khalo en Méjico, la tumba de Sylvia Plath en West Yorkshire al norte de Inglaterra, la casa del escritor Paul Bowles en Tánger, la cárcel de Nueva Guinea donde Jean Genet pasó algún tiempo o a brindar con sake frente al Monte Fuji por los escritores japoneses Akutogawa y Osamu.

Patti Smith, que ya ha cumplido 69 años, reflexiona sobre la vida, el arte, el amor y el paso del tiempo en ese momento de la madurez o la vejez en el que echamos la vista atrás para hacer el balance de nuestra vida. Es un libro sobre las pérdidas de los seres queridos (la de su marido Fred Sonic Smith, la de su hermano Todd, la de su amigo y fotógrafo Robert Mapplethorpe y la de los compañeros de su generación que ya no están) pero también sobre las pérdidas de objetos cotidianos que tienen un gran valor sentimental para ella como un libro de Murakami olvidado en el cuarto de baño de un aeropuerto, su cámara Polaroid, su abrigo negro, el cierre del café ´Ino o la parcial destrucción de su casita de madera en Rockaway Beach, la playa que Patti Smith conoció y fotografió en los años setenta y que fue arrasada por el huracán Sandy en 2012. Esta playa, que está a una hora en metro de Manhattan, se ha podido recuperar gracias a los esfuerzos de sus vecinos y de la propia Patti Smith y ahora se ha convertido en la playa de moda de los hipsters newyorkinos.

El libro nos muestra una mujer sencilla, culta y bastante solitaria, que escribe en los cafés durante el día y que se dedica a ver series de detectives y a alimentar a sus gatos por la noche pero también una persona inquieta y curiosa a pesar de haber perdido la efervescencia de la juventud y sensible a diferentes causas. Esa sensibilidad fue la que entre otras muchas cosas a lo largo de su carrera, le hizo leer un pequeño manifiesto en contra de la demolición de una parte del barrio marítimo del Cabanyal de Valencia durante el concierto que dio por primera vez en esa ciudad en 2012.


domingo, 16 de agosto de 2015

Lecturas estivales



El verano siempre era la época en la que leía más libros pero como desde hace un par de años dispongo de más tiempo para mí, leo habitualmente a lo largo de todo el año: en otoño y primavera en las terrazas de los cafés durante mis paseos por el centro histórico de Valencia, en invierno en casa en mi cómodo sillón con orejeras o tumbada en la cama antes de dormir y en verano junto al mar a última hora de la tarde.

Si os apetece desconectar con algún libro muy ameno pero que tenga  cierta calidad literaria, ahí van dos propuestas: la primera es Cabaret Biarritz de José C. Vales. Ha sido Premio Nadal 2015 y es una entretenidísima novela de investigación criminal con una estructura muy original a base de entrevistas por las que desfila una  extensa galería de personajes de diferentes extractos sociales. Es una novela sorprendente y muy bien escrita, magníficamente ambientada en el Biarritz de los años 20.

La segunda propuesta no tiene tanta calidad literaria como la anterior, en mi opinión, pero es una novela de suspense también muy amena y bien contada que te atrapa desde las primeras páginas sobre todo si te gustan los thrillers históricos o si eres de Valencia. Se llama Los 16 Peldaños. La Cripta del Santo Grial y su autora es Alicia Palazón. Relata el intento de robo del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia. Como no hay demasiadas novelas ambientadas en esta ciudad, siempre se agradece la aparición de algún libro de este tipo aunque hay que decir que anteriormente a esta novela y en esa línea de thriller histórico se publicó Las Doce Llaves de María Villamayor, muy entretenida y bien documentada pero con unos diálogos poco elaborados y comentarios excesivamente estereotipados sobre Valencia y su cultura.


martes, 9 de diciembre de 2014

Paseando por Bruselas


Hace un par de meses visité Bruselas. Como ya había estado allí en otras ocasiones, decidí perderme por las zonas menos turísticas.

Más allá de la monumental y bellísima Grand Place siempre atestada de gente, del archifamoso Manneken Pis, del olor a gofre y chocolate, de las numerosas cervecerías, del Parlamento Europeo etc... he descubierto una ciudad tranquila, limpia y con una arquitectura cuidada. Me ha resultado muy agradable pasear por algunas zonas de los barrios de Yxelles, Woluwe-Saint Lambert, Saint Gilles y Uccle. Son barrios residenciales de amplias avenidas con una arquitectura bastante homogénea junto a calles tranquilas donde apenas se ven coches, ni bares, ni tiendas, ni turistas. El placer de estos paseos se ha visto aumentado por una atmósfera poco contaminada debido a las frecuentes lluvias (aunque apenas llovió durante los días en que estuve allí), a las hileras de árboles que suelen bordear las calles y a los grandes espacios verdes que más que parques, en algunos casos, son verdaderos bosques como el Bois de la Cambre en el Barrio de Uccle. No en vano, dicen que Bruselas es la ciudad europea con mayor cantidad de zonas verdes.


Durante mi primera visita, me quedé con ganas de visitar un par de museos. Uno de ellos era el Museo Horta en el Barrio de Saint Gilles. El modernismo o art nouveau (como se le denomina en Francia y en Bélgica) siempre me ha resultado fascinante y la visita a la casa taller de Víctor Horta, el arquitecto que fue pionero de esta corriente en Bélgica, no me ha defraudado en absoluto con su escalera en espiral iluminada por una cubierta con vidrieras, sus viguetas de hierro forjado, sus azulejos esmaltados, sus espejos, un lugar donde decoración interior y arquitectura encajan a la perfección para crear una auténtica obra de arte como ocurre con otras viviendas europeas de esta corriente artística.

El otro museo que no pude visitar en su momento es El Centre Belge de la Bande Dessinée, una visita muy recomendable para amantes del noveno arte (o sea el cómic) o si vas acompañad@ de niñ@s. Está ubicado en un precioso edificio art nouveau de 1906 que también diseñó Víctor Horta y que fue anteriormente un almacén de telas. Bélgica tiene una larga tradición de dibujantes de cómic. En el museo, aparte de visualizar todo lo relativo al universo de Tintín, los Pitufos, Spirou y Marsupilami, Lucky Luke, Boule y Bill etc...también se puede hojear Madame Livingstone, el primer cómic realizado por un africano del antiguo Congo belga, el dibujante Barly Baruti. El museo cuenta con una atractiva librería y con una biblioteca con numerosos cómics en varios idiomas (entre ellos catalán y castellano) que se pueden hojear o leer tranquilamente sentados en cojines repartidos por el suelo.


Durante o después de estos paseos, siempre intento descansar en algún café agradable. Hay varios sitios que me han gustado por su originalidad. Uno de ellos es Le Cercle des voyageurs, un lugar acogedor que imita a las cafeterías clásicas con mesas y sillas de madera y una larga pared decorada de arriba a abajo con maletas antiguas. Es también una sala de exposiciones y un lugar de encuentros culturales.

Otro sitio recomendable es Les Halles Saint Géry, el antiguo mercado de la Plaza Saint Géry que funcionó hasta 1977 y hoy en día es un centro de información y un centro cultural que organiza exposiciones y diferentes actividades y cuenta con una cafetería en la parte de abajo que se reconvierte en pista de baile por la noche.

La librería Cook and Book en el Barrio de Woluwe-Saint Lambert junto al Centro Cultural Wolubilis es una librería moderna y original donde se puede comer o tomar algo rodeada de libros. Dispone de varias secciones y cada una tiene su propio diseño. La sección de música tiene una barra de bar, muchos vinilos y música sonando en un ambiente parecido al de una discoteca. La sección de literatura tiene libros colgando del techo, la de cocina es una réplica de una cocina italiana con un fiat blanco en medio y la de viajes tiene una caravana americana vintage de los años cincuenta donde puedes comer dentro. Enfín, una librería muy original si te apetece comer y perderte entre libros...



martes, 4 de noviembre de 2014

Llibreries de vell


Bouquinistes. Paris.
La primera vegada que vaig entrar a una llibreria de vell va ser quan anava a la Universitat. Les que coneixia en aquella època estaven situades per la zona del carrer La Nau. Sempre m´ha agradat este tipus de llibreries i quan viatge a altres ciutats, intente buscar un moment per visitar-les: les parades dels bouquinistes de la vora del Sena en Paris, alguna llibreria de Londres de la que no recorde el nom, la Strand Bookstore de Nova York o la librería City Lights Books de San Francisco on vaig comprar un exemplar de la poesia completa de Tennyson, publicat a principi del segle vint amb una enquadernació exquisida.

Feia temps que no entrava en cap però fa uns dies he tornat a trepitjar unes quantes en els meus passejos per Ciutat Vella. Varies llibreries m´han cridat l´atenció tant pels seus fons como pel local on estàn ubicades.

El Asilo del Libro es troba al Carrer San Ferran nº 14 junt al Centre Cultural Octubre. Esta llibreria sembla eixida d´una pel.lícula antiga. És la típica llibreria de sostres alts i prestatgeries de fusta on estàs absolutament envoltada per llibres: llibres en prestatgeries que van de dalt a baix, llibres apilats en terra, a les taules... Aqui pots tocar els llibres i comtemplar els gravats i cartells sense que ningú et moleste. La llibreria està tan farcida de llibres que els corredors es queden estrets si hi ha més d´una persona circulant.

Llibreria Antiquaria Rafael Solaz
Al mateix carrer San Ferran però al número 7 es troba la Llibreria Antiquaria Rafael Solaz. Esta preciosa llibreria de dos pisos té molt d´encant i alterna els llibres amb objectes de col.lecció de tot tipus. A l´entrada de la llibreria, al carrer peatonal, els propietaris han posat una taula, cadires i plantes i et reben amb molta amabilitat.

La llibreria Auca Llibres està situada a la Plaça de la Mercè nº 4. És una llibreria ampla i ben i.lluminada on es poden trobar quantitat de llibres clàssics, cartells, fotos etc... en un ambient agradable i tranquil.

La llibreria El Cárabo es troba al Carrer Estamanyeria Vella nº 8. Situada en un carrer estret junt a la Plaça del Collado, és una llibreria més menuda que les anteriors però igualment interessant i bonica. La decoració està molt cuidada amb alguns detalls com una antiga màquina d´escriure Underwood.

I per últim, La Guarida de las Maravillas al carrer Tapineria, 10. Està una mica amagada i allí es poden trobar llibres, cartells, vinils de 45 i 33 rpm, revistes, postals...És un lloc on passar una bona estona escorcollant entre llibres descatalogats.

Si vos agraden els llibres vells i els ambients una mica decadents, no deixeu de visitar-les perquè són un autèntic plaer. I per acabar, dos recomanacions de llibres que giren al voltant de l´univers de les llibreries (per si no les heu llegides...): 84, Charing Cross Road d´ Helen Hanff i La Llibreria de les Noves Oportunitats d´Anjali Banerjee.

Bones lectures i fins aviat!


martes, 23 de septiembre de 2014

Passejant pel Barri del Carme (Ciutat Vella)

No em canse mai de passejar pel centre històric de València. M´agrada recòrrer els seus carrers tranquils o sorollosos, admirar el seus edificis, perdre´m pels seus racons o seure a les terrasses dels cafés a veure la vida passar.

Malgrat la negligència urbanística dels nostres governants, continue gaudint de Ciutat Vella i mirant-la amb ulls de turista com si estiguera a Roma o a Paris, la meua ciutat natal. De vegades, mentre camine, imagine com seria un determinat edifici si estiguera restaurat o, fins i tot, visualitze places i carrers sencers dintre un casc històric renovat i millorat.

Plaça Sant Jaume
De entre els diversos districtes que formen Ciutat Vella, el Barri del Carme és el districte que més he transitat en la meua vida. En passejar, quasi sempre m´acompanyen els records de les meues vivències a esta part de la ciutat. Ells em transporten a llocs que formàren part de la meua adolescència i primera joventut durant els anys de la transició a la democràcia quan la vida era una festa i pensàvem que les llibertats recentment adquirides serien per a sempre. De nit, recorriem els pubs del barri (Capsa 13, El Forn, La Torna, Tomba Tossals, La Marxa,Tres tristes Tigres, Barro, Blanc i Blau, Turat...), aquells mítics antres foscos, plens de fum, tan diferents dels pubs de disseny que vindrien desprès en els noranta. Una vena nostàlgica també em recorre el cos quan passe per davant del número 23 del Carrer Quart on es trobava el Teatre València Cinema i on vaig gaudir tantes vegades de la seua excel.lent programació.

El decorat gòtic del barri m´acompanya quan passe per davant dels elegants patis dels palaus del carrer de Cavallers, eixe carrer que segles després, Maria del Mar Bonet va esmentar a la seua cançó Alenar.

També m´agrada recòrrer la zona que va formar part de la Pobla de les Femelles Pecadrius, el bordell públic que durant quatre segles va ser famós en tota Europa, i que encara es pot intuir al Carrer Gutenberg, eixe atzucac on es troba la Sala Carme Teatre, una sala amb propostes teatrals molt interessants però que malhauradament s´ha vist obligada a tancar les seues portes.

 La màquina del temps també s´atura al període de la Guerra Civil Espanyola quan passe per davant dels refugis dels carrers Serrans i Ripalda, testimonis muts d´una època convulsa que va deixar ferides que encara no han cicatritzat.

Posada de l´Àngel
El meu esperit viatger vola quan imagine què passava dins el Mesón de Morella o la Posada de l´Àngel, els dos hospedatges que rebien normalment a comerciants de la comarca dels Serrans que venien a passar la nit a València per fer negocis. El Mesón de Morella encara es conserva. La Posada del Àngel, en canvi, va ser destrossada per la riuà a l´any 1957 i es trobava a l´actual Plaça de l´Àngel adossada a l´antiga muralla àrab i a banda de les habitacions, contava amb un pati i unes cavallerisses.

Quan em sent a la terrassa d´alguna cafeteria front a les Torres de Serrans, em ve al cap que València va ser capital de la República de 1936 a 1938 i que este monument albergà una gran part del patrimoni artístic del Museu del Prado, evitant així que els bombardejos sobre Madrid destruiren aquell tresor.

Si durant els anys de la meua primera joventut el Barri del Carme va ésser bàsicament un barri d´oci nocturn, anys després començí a gaudir de la seua activitat diurna i vaig descobrir l´encant de les seues xicotetes botigues o dels seus tallers d´artesans. Molts noms de carrers del barri fan referència als nombrosos gremis de l´època medieval (Blanqueries, Soguers, Teneries, Tundidors....) i al carrer Mare Vella encara subsisteix la Casa Taller March, una antiga orfebreria. Hui en dia el barri segueix comptant amb nombrosos artistes que hi ténen tallers.

Claustre renaixentista del Centre del Carme
Més enllà dels records de la primera juventud i del seu encant històric, per a mi el Barri del Carme és també un refugi, un lloc tranquil en mig del bullici de València. Quan necessite desconnectar del soroll, m´agrada acostar-me al claustre renaixentista de l´antic Convent del Carme (el següent després del claustre gòtic) i contemplar asseguda en mig del silenci, la seua arquitectura centenària amb el seu pou i els seus taronjers. Alguna cosa semblant em passa al jardí de la Casa Museu Benlliure, un indret que malgrat estar a dos pasos del bulliciós carrer Blanqueries és un illot de pau on a penes arriba el sorolls dels cotxes i on pots sentir per uns instants com era viure a una casa de la València burgesa de principi del segle XX.

domingo, 4 de agosto de 2013

La fotografía humanista en París entre 1930 y 1950



Les jardins du Champ de Mars.1944. Robert Doisneau.
Siempre ha existido una excelente relación entre París y la fotografía que nos ha permitido seguir la evolución humana y arquitectónica de esta ciudad. El momento culminante se produjo durante el período comprendido entre 1930 y 1950 cuando fotógrafos como Robert Doisneau, Willy Ronis, Brassai, Henri Cartier Bresson, Edouard Boubat o Émile Savitry captaron escenas cotidianas de la vida de los parisinos dando lugar a lo que posteriormente se llamó la "fotografía humanista".


Todos ellos tienen en común sus incansables paseos por la ciudad tanto de día como de noche y el hecho de haber sido unos excelentes retratistas de ese París en blanco y negro del período de entreguerras y de posguerra.

Henri Cartier Bresson

Nació en las afueras de París en el seno de una familia burguesa y es uno de los nombres fundamentales dentro de la fotografía del siglo XX. Fue uno de los fundadores de la Agencia Magnum junto con Robert Capa y David "Chim" Seymour. Realizó documentales sobre la guerra civil española, retrató a personajes famosos como Picasso, Matisse, Sartre, Edith Piaf, Giacometti y fotografió la liberación de París. Una de sus fotografías más famosas del período de entreguerras es "Derrière la gare Saint Lazare" en la que se ve a un hombre saltando un charco, una fotografía que refleja su afán por captar lo que él llamaba "el instante decisivo", es decir, la sensación de hacer coincidir el ojo, la cabeza y el corazón en un gesto que permita captar la realidad por sorpresa.

Robert Doisneau

Se definía a sí mismo como "un pescador de imágenes". En sus fotografías, supo reflejar escenas de la gente corriente llenas de sentimientos, de poesía y de humor transmitiéndonos su complicidad con lo que veía. Su fotografía más conocida es "Le Baiser de l´Hôtel de Ville" en la que se ve una pareja besándose frente al ayuntamiento, una foto que no tiene nada de espontánea ya que, para hacerla, Doisneau recurrió a una pareja de estudiantes de arte dramático que estaban sentados en un café. Esta fotografía lo catapultó a la fama pero Doisneau es mucho más que eso. Retrató a los niños pobres de los suburbios de París, a los trabajadores de la Fabríca Renault, a las porteras asomadas a la calle, a los intelectuales y artistas de aquella época como Colette, Jacques Prévert, Picasso o Giacometti y también escenas campestres como las comidas dominicales en las afueras de París.

Brassaï

De origen húngaro, se hizo famoso por sus imágenes nocturnas de París en las que retrató la ciudad como un lugar melancólico. En sus fotos aparecen mendigos durmiendo en el metro, prostitutas, bailarinas del Folie Bergères... Supo atrapar la belleza de las calles de París bajo la lluvia o envueltas en la niebla así como el ambiente de los cafés por la noche. Fue un gran amigo de Picasso al que retrató en numerosas ocasiones mientras pintaba.

Willy Ronis

No fue tan conocido como Doisneau o Cartier Bresson. Retrató escenas cotidianas, bonitos desnudos y también fotografió a la clase trabajadora con la que se sentía fuertemente comprometido por su militancia comunista. Sus fotos más famosas son el "Nu Provençal", un retrato de su mujer inclinada sobre un lavabo en su casa de la Provenza y "Le Petit Parisien" en el que aparece un niño corriendo con una baguette bajo el brazo. Ronis fue el primer fotógrafo francés que trabajó para la revista LIFE.

Edouard Boubat

Nació en el barrio de Montmartre. Sus fotografías son sencillas, tranquilas y atemporales. Supo inmortalizar esos "momentos en los que no pasa nada excepto la vida de cada día" y lo hizo con gran lirismo. Sus fotografías más conocidas son "La petite fille aux feuilles mortes" y "Le ceriser japonais".

Emile Savitry

Retrató el ambiente intelectual y artístico del París de los años 30 y 40. Fotografió los cafés, cabarets y clubs nocturnos de Pigalle y Montparnasse, los estudios de los artistas, el mundo del jazz y retrató a personalidades como Django Reinhart, Jacques Prévert, Édith Piaf.

Estos fotógrafos nos dejaron la visión de París como una ciudad melancólica, bohemia y romántica. No disfrazaron la pobreza pero la mostraron siempre con respeto y supieron captar la alegría de los parisinos por el final de la contienda y su esperanza de un futuro mejor.

sábado, 27 de octubre de 2012

El Artista y la Modelo

Hace unas semanas, recién iniciado el otoño, me he reencontrado con el placer de ir al cine. Y lo he hecho con la última película de Fernando Trueba: El Artista y la Modelo.


La película transcurre durante el verano de 1943 en la Francia ocupada por los nazis en un lugar cercano a la frontera española y explora un tema bastante recurrente dentro del arte moderno: la relación entre el artista y su modelo. En este caso, se trata de un viejo escultor que vuelve a encontrar la inspiración gracias a una jovencita que se convertirá en su musa. El actor francés Jean Rochefort da vida al artista y la actriz catalana Aida Folch a la joven musa. También aparecen Claudia Cardinale en el papel de la mujer del escultor y Chus Lampreave en el papel de la criada de la familia.

La película está libremente inspirada en la vida del pintor y escultor de origen catalán, Aristide Maillol, y de su musa, Dina Vierny. El film rodado en blanco y negro y sin apenas banda sonora aborda temas tan universales como la naturaleza, la vida, la muerte, la juventud y la vejez y sobre todo la búsqueda de la belleza en tiempos de guerra.

Dina Vierny

Nació en el seno de una familia de origen judío que abandonó la Unión Soviética de Stalin en 1925 para instalarse en París.

Un amigo de su padre le comentó a Maillol que había conocido a una muchacha que se correspondía a la perfección con el ideal de belleza del escultor. Después de un primer rechazo, Dina aceptó posar para Maillol unas tres horas diarias mientras revisaba sus deberes del Instituto a cambio de un salario bastante alto para la época. Ella tenía 15 años y él, 73.

Durante la ocupación nazi en Francia, Dina se unió a la resistencia y ayudó a cruzar la frontera española a muchos artistas e intelectuales perseguidos por la Gestapo como Max Ernst, André Breton o Tanguy, motivo por el que fue detenida en dos ocasiones y encarcelada. En ambos casos, fue Maillol quien la sacó del aprieto. En la primera detención, pagó un abogado que ganó el juicio y en la segunda, recurrió a su amistad con Arno Brecker, el escultor predilecto de Hitler, para liberarla de la prisión en la que Dina había permanecido seis meses.

Trabajaron juntos durante diez años de 1934 a 1944. Durante los dos primeros, lo hizo vestida debido a la timidez de Maillol. Fue una relación puramente artística.También posó para Matisse que era amigo de Maillol.

Tras la muerte del escultor y acabada la segunda guerra mundial, empezó a frecuentar los ambientes artísticos y se convirtió en una coleccionista, sobre todo de pintores abstractos rusos como Kandinsky y Poliakoff. Dedicó toda su vida a recordar la memoria de Maillol y finalmente, tras muchos avatares, consiguó abrir el Musée Maillol Fondation Verny en 1991.
Vivió los últimos años de su vida en un apartamento situado en la parte superior del museo y murió en 2009 a la edad de 90 años. En el Jardín de las Tullerías, se pueden ver 20 esculturas de Maillol que Dina donó al Ayuntamiento de París.

Aristide Maillol

Nació en Banyuls de la Marenda (Banyuls sur Mer) en 1861. Fue pintor, escultor y grabador.

En 1885, entró en l´École des Beaux-Arts de París donde conoció a Gauguin y en 1905 triunfó en el Salon de l´Automne con la obra llamada "El Mediterráneo", un encargo de Henry Kessler que se convertiría en su mecenas. A partir de ese momento, empezó a exponer en ciudades como París, Berlín o Nueva York y a ser conocido internacionalmente.

En 1939, tras la ocupación nazi, se refugió en el sur de Francia al pie de los Pirineos. Murió en un accidente de tráfico cuando volvía de visitar a su amigo, el pintor Raoul Dufy.

El arte de Maillol se enmarcaba dentro de un retorno a la Grecia clásica, desmarcándose de las tendencias de la época entre las que destacaba Auguste Rodin. Maillol vió en Dina Vierny su ideal de belleza femenina y la esculpió en mármol y en bronce realizando esculturas de grandes dimensiones. Su arte transmite serenidad y pureza. La escultura llamada "El río" es una excepción a esa quietud, mostrando al personaje en movimiento.

Su casa de Banyuls se convirtió en museo en 1994, un año antes que Dina abriera su Fundación en París. En 2009, se celebró una exposición antológica que acogió 120 obras de este artista tanto en la Casa Milà de Gaudí como en el Paseo de Gracia de Barcelona.


domingo, 6 de mayo de 2012

El Tiempo entre Costuras

Casi tres años después de su publicación, he leído El Tiempo entre Costuras de María Dueñas, una novela de 600 páginas que me ha atrapado desde el principio.

El libro relata la historia de una mujer madrileña, Sira Quiroga, que viaja con su amante hasta Tánger durante los años de la República y es finalmente abandonada por éste, viéndose obligada a rehacer su vida. Gracias a la ayuda de nuevas amistades, conseguirá abrir un taller de alta costura en Tetuán durante la época de la Guerra Civil por el que desfilarán mujeres de la alta sociedad residentes en el Protectorado Español. Al finalizar la contienda, volverá a Madrid donde abrirá un nuevo taller y ejercerá de espía del servicio secreto británico llevando así una doble vida.

Aunque el argumento es pura ficción, el trasfondo histórico es auténtico ya que la autora se ha documentado ampliamente sobre la época. El resultado es una aproximación muy interesante a personajes de aquella época como Franco, Serrano Suñer, Juan Luis Beigbeder o Rosalinda Powell Fox o a hechos históricos como el origen de la creación del Instituto Británico en España cuya finalidad fue contrarrestar la átmosfera proalemana de la primera posguerra española.

 Los escenarios que aparecen en la novela también son reales como la Plaza de la Paja, el Casino o el Salón de Té Embassy de Madrid, el casino de Estoril, la Medina y la calle Luneta de Tetuán, el Hotel Continental y el Hotel El Minzah de Tánger y nos trasladan a una época convulsa que abarca la república, la guerra civil y la primeros años de la posguerra. En la novela queda patente el enorme contraste entre las clases más humildes y los ambientes más glamurosos de la aristocracia, los altos mandos militares, los nuevos ricos y los exiliados más adinerados.

El personaje de Juan Luis Beigbeder es prácticamente un desconocido para la mayoría de nosotr@s. Fue Alto Comisario del Protectorado Español en Marruecos durante la Guerra Civil. Beigbeder era un hombre culto, políglota y amante de la cultura árabe, un militar que apoyó a Franco desde Marruecos pero que desentonaba entre los hombres que rodeaban al General. Durante su estancia en Tetuán, conoció a la inglesa Rosalinda Power Fox quien se convirtió en su amante e influyó en su postura anglófila y contraria a la intervención de España en la Segunda Guerra Mundial al lado del Eje. Tras la Guerra Civil Española, se convirtió en el Primer Ministro de Asuntos Exteriores de Franco pero su mandato duró solamente 14 meses ya que fue sustituido por Serrano Súñer, el cuñado de Franco (conocido popularmente como "el cuñadísimo") que mantenía una postura abiertamente germanófila. Fue confinado bajo arresto domiciliario en Ronda y posteriormente rehabilitado. Beigbeder fue un personaje con muchas luces y sombras.

Rosalinda Powell Fox es otro de esos personajes reales pero poco conocidos. Esta aristócrata británica y aventurera, que falleció en 2005 en un pueblecito de la bahía de Algeciras a los 96 años de edad, pasó su infancia y adolescencia en la India y se casó a los 16 con un rico comerciante. Al poco tiempo, contrajo una tuberculosis bovina potencialmente mortal que supo mantener a raya toda su vida. Su marido, demasiado absorto en sus negocios, optó por enviarla primero a Inglaterra y luego a Suiza. Su vida fue un constante ir y venir por diferentes lugares casi siempre rodeada de glamour: Calcutta, Berlín, Londres, Madrid, Lisboa, Estoril, Tánger, Tetuán...  Esta mujer estuvo en algunos momentos decisivos de la Guerra Civil Española y posteriormente de la Segunda Guerra Mundial ejerciendo de espía al servicio de Gran Bretaña. Su historia de amor por Beigbeder se inició en Berlín, continuó en Tánger y se prolongó con encuentros y desencuentros hasta la muerte de éste en la casa que ella había comprado con vistas al Peñon de Gibraltar y a la costa norte marroquí pero que el militar solamente pudo disfrutar unas pocas semanas.

El Tiempo entre Costuras es una de las pocas novelas ambientadas en la época colonial que existen en la narrativa española, un género literario con una larga tradición en otras narrativas europeas como la francesa o la inglesa. Es, además, una novela muy amena donde conviven el amor, el desamor, el espionaje, la conspiración y la superación personal.

Antena 3 está rodando una serie de televisión basada en la novela que protagonizan Adriana Ugarte, Elvira Minguez y Tristán Ulloa entre otros y que se emitirá la próxima temporada.

domingo, 23 de octubre de 2011

Quaderns d´Àfrica de Miquel Barceló


Fa unes setmanes, vaig trobar per casualitat a una de les prestatgeries de la biblioteca municipal el llibre "Quaderns d´Àfrica" de Miquel Barceló que es publicà al 2004. La portada em va cridar de seguida l´atenció. Eren dos figures africanes caminant, els típics personatges estilitzats dels quadres que l´artista pintà durant la seua estada a Mali i que vaig veure per primera vegada a l´any 1994 quan es celebrà una exposició sobre Barceló al Centre del Carme de València.

És un llibre de menys de 200 pàgines, senzill, sense pretensions literàries i amb un llenguatge molt directe. En ell estan recopilats els diaris que va escriure a Mali acompanyats de dibuixos, llistes de la compra, comentaris sobre les lectures que l´acompanyen (Mallarmé, Bowles, Vasari, Biedma..), referències a estrofes de cançons de Camarón... Són textos breus on reflexiona sobre la forma de vida africana, l´art, el pas del temps o la mort. El llibre té algunes cites que m´han agradat molt. Esta és una d´elles: "Pintem perquè amb la vida no n´hi ha prou. Ho he dit jo o ho he llegit en alguna part? Crec que és meu. En qualsevol cas, aqui amb la vida ja n´hi ha prou. És quasi excessiva".

Els diaris van ser escrits originalment en francés i en català i també però en menor mesura en castellà. En ells, veiem com l´artista s´ha anat adaptant al país. Ens transporten a la seua quotidianitat, a les seues dificultats per a treballar per culpa de la sorra i el vent, als problemes amb les aduanes per poder passar el seu material i també a les seues rutines que inclouen mirar les sabates abans de posar-se les per si hi han escorpins o el miracle que suposa escoltar de repent a Beethoven sonant a una ràdio.

El llibre ens deixa entreveure a un artista infatigable que no para de dibuixar i pintar, utilitzant diferents suports i materials. També ens parla de les seues festes on circula la cocaïna, l´herba africana i el konyo (la cervesa de mill de Mali).

Un llibre senzill amb reflexions sinceres i profundes sobre l´art i la vida. En qualsevol cas, una grata sorpresa...


viernes, 9 de septiembre de 2011

Midnight in Paris

Me encanta Woody Allen y no me pierdo ninguna de sus películas desde hace años pero Midnight in Paris ha sido una de las que más me han gustado últimamente: romántica, ingeniosa, divertida, deliciosa, nostálgica. Los temas son los de siempre: crisis de pareja, crisis existencial y creativa... En definitiva, Allen en estado puro. 

La película relata la historia de una familia norteamericana que viaja a París por negocios. El film juega con el pasado, el presente y el futuro y habla de ese sentimiento que a veces tenemos de que podríamos haber sido más felices con una vida distinta o en otra época diferente. La película nos traslada a los años 20, esos años en los que, como dijo Ernest Hemingway en su novela A Moveable Feast, "París era una fiesta".

A much@s de nosotr@s nos hubiera gustado poder retroceder al París de aquella época como Gil, el protagonista, otro de los muchos alter egos de Woody Allen, para poder ver bailar a Josephine Baker, beber absenta con Hemingway, cenar con Picasso, ir de fiesta con F. Scott Fitzgerald y su mujer Zelda, visitar a Gertrude Stein en su casa de la Rue de Fleurus, conocer a Matisse, Picasso, Buñuel, Man Ray o Dalí (por cierto, magnífica interpretación de Adrian Brody), ir al lujoso apartamento de Cole Porter y escucharle tocar "Let´s do it, let´s fall in love" o entrar en la librería Shakespeare and Company de Sylvia Beach, en esos años en que la capital francesa fue el centro de la vanguardia artística europea.

La película también recrea indirectamente la época del Jazz Age en París, cuando numerosos artistas y músicos afroamericanos cruzaron el Atlántico y trajeron el jazz a la capital francesa, se instalaron en el barrio de Montmartre y encontraron el éxito en un país donde no existían leyes sobre la discriminación racial.

Para poder disfrutar plenamente de la película, hay que conocer los referentes culturales que aparecen aunque alguno sea ficticio (por ejemplo, el personaje que interpreta la actriz Marion Cotillard). Midnight in Paris es una auténtica delicia para l@s que siempre nos hemos sentido atraíd@s por la vida cultural de esa ciudad en el período de entreguerras, para l@s nostalgic@s y soñadores, para l@s que todavía andan buscando su sitio en el mundo y para l@s que quieran disfrutar del mejor Woody Allen. A mí también me hubiera gustado subirme a ese coche al oír las campanadas de medianoche... 


miércoles, 27 de julio de 2011

Pintoras surrealistas: Maruja Mallo


Cuando pensamos en la pintura surrealista, enseguida nos vienen a la cabeza nombres como Salvador Dalí, René Magritte o Max Ernst pero casi nunca un nombre de mujer. Much@s de nosotr@s no sabemos que hubo artistas femeninas dentro de ese movimiento tan merecedoras de nuestro interés como ellos. Mujeres como Maruja Mallo, Dorothea Tanny, Remedios Varo, Leonor Fini, Frida Khalo o Leonora Carrington son prácticamente unas desconocidas para la mayoría. Frida Khalo tal vez sea la más famosa aunque también hay que decir que durante su vida, su amado Diego Rivera le hizo algo de sombra. En este post hablaré de una de ellas: Maruja Mallo.


 Maruja Mallo nació en un pueblo de Lugo en 1902 y con 20 años viajó a Madrid para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Allí frecuentó la Residencia de Estudiantes y conoció a los intelectuales y artistas de la época: Dalí, Lorca, Buñuel, María Zambrano, Concha Méndez y Rafael Alberti con el que mantuvo una relación durante varios años antes de que éste conociera a María Teresa León. Concha Méndez y ella fueron las primeras mujeres en Madrid en salir a la calle sin llevar sombrero, una práctica que resultó escandalosa en aquella época. Maruja Mallo fue también la única mujer que frecuentaba la tertulia de la filósofa María Zambrano en la Plaza Conde de Barajas. Solía ir a los lugares de moda a bailar el charlestón y era una mujer moderna, transgresora y tremendamente vital que se adelantó al feminismo e influyó y deslumbró a sus amigos de la generación del 27.

Realizó su primera exposición en la primavera de 1928 en los salones de la Revista de Occidente, revista con la que también colaboraría haciendo viñetas. Una de sus series de cuadros más conocidas fue la llamada "Verbenas y Estampas" en la que representó temáticas modernas como las máquinas, el deporte o el cine. También trabajó realizando las portadas de numerosas publicaciones literarias. A finales de 1928, dio un giro a su pintura con la serie "Cloacas y campanarios" cambiando el colorido de sus cuadros por tonos oscuros y plasmando los paisajes de las afueras de Madrid de una forma desgarradora.

En 1932, se marchó a París y conoció a artistas como René Magritte, Max Ernst, Giorgio de Chirico o Joan Miró. También se relacionó con André Breton, Paul Eluard y Louis Aragon. André Breton le compró el cuadro llamado "Espantapájaros", un cuadro lleno de espectros que hoy se considera una de las grandes obras del surrealismo.
En 1935, conoció al poeta Miguel Hernández con el que colaboró artísticamente y con el que tuvo una apasionado romance.



Maruja Mallo fue una mujer comprometida con la República. Participó en las Misiones Pedagógicas en Galicia y elaboró carteles de propaganda antifascista para el Frente Popular. Al estallar la guerra civil, huyó a Portugal. Después se trasladó a Buenos Aires, donde permaneció durante 25 años manteniendo amistad con Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Durante todo ese tiempo, siguió trabajando y exponiendo. En la época del exilio, pintó cabezas y bustos femeninos, máscaras basadas en cultos afroamericanos y cuadros que reflejan su fascinación por el Océano Pacífico con motivos marinos como médusas, estrellas de mar y caracolas. Finalmente, volvió a España en 1964. Con la muerte de Franco, llegó su reconocimiento. Falleció en 1995 en Madrid a los 93 años de edad.


Para quien sienta más curiosidad por esta mujer, he aquí un documental titulado  "Maruja Mallo, mitad ángel, mitad marisco" que RTVE emitió en 2010.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/imprescindibles/imprescindibles-maruja-mallo/966721/

domingo, 5 de junio de 2011

Miles Davis en París


La primera vez que escuché al trompetista Miles Davis fue en la película Ascensor para el cadalso del director francés Louis Malle.  Miles había llegado a París de gira en 1957 y allí conoció a los intelectuales y artistas de aquella época como el filósofo Jean Paul Sartre, la escritora Simone de Beauvoir, el poeta, novelista y músico Boris Vian o la cantante Juliette Gréco con la que tuvo un romance.

La película nos muestra un París en blanco y negro en el que la protagonista, la actriz Jeanne Moreau, busca a su amante por toda la ciudad sin saber que éste ha quedado atrapado en un ascensor. A petición de Louis Malle, que era un gran aficionado al jazz, Miles Davis compuso la banda sonora visionando las imágenes y componiendo al mismo tiempo. El resultado es una música que se ajusta a la perfección al tono y a la atmósfera inquietante de la película, en definitiva, una de las mejores bandas sonoras de jazz de la historia. Aquí os dejo una escena de la película...

sábado, 4 de junio de 2011

Paseando por Lisboa

Lisboa es una de mis ciudades europeas favoritas. Pasear por sus calles empedradas, subir a sus miradores o sentarse en la terraza de uno de sus históricos cafés siempre me produce un inmenso placer.

Lisboa es una ciudad cosmopolita donde conviven la tradición y la modernidad y donde la cultura portuguesa se mezcla con la de aquellos países que fueron antiguas colonias de Portugal como Angola, Cabo Verde, Mozambique o Guinea Bissau.

Como ocurre con muchas ciudades con encanto, hay que recorrerla a pie para apreciar mejor su belleza y no perderse sus lugares más reconditos y pintorescos aunque a veces cueste un poco subir a algunos de sus escarpados barrios. Siempre se puede recurrir al autobús o al tranvía. Merece la pena  coger el tranvía número 28 por lo menos una vez por su fabuloso recorrido. Si tenéis la suerte de encontrar algún asiento libre junto a una de las ventanillas, disfrutaréis aún más del viaje ascendente por las calles más empinadas, sobre todo en los tramos más estrechos en los que casi se pueden tocar las casas con la mano.

Tranvías en la Praça da Figueira

Los barrios antiguos más emblemáticos de Lisboa son la Baixa con sus calles amplias, planas y perpendiculares, el Chiado, el barrio intelectual y bohemio que sufrió un terrible incendio en 1988 pero que ha sido  reconstruido y al que se puede acceder a pie o por medio del elevador de Santa Justa, el Barrio Alto donde conviven los lugares de fado para turistas, los bares de copas, las tiendas de diseño y los restaurantes junto a los comercios tradicionales y la vida de barrio de siempre, los barrios castizos y antiguos de Alfama, Mouraria y Castelo y el barrio de Belem.

 La Praça do Comércio, también llamada Terreiro do Paço, está situada en la Baixa y es como la gran antesala de la ciudad, un espacio porticado abierto al estuario del río Tajo por donde entraban y salían toda clase de mercancías hacia las Indias. El encanto decadente de las rúas do Ouro, Augusta y da Prata y de sus bellos edificios invita a un agradable y animado paseo y da testimonio de su pasado burgués y comercial que pervive hoy en día. Estas calles desembocan en las famosas plazas del Rossío, da Figueira y Restauradores.

 El barrio de la Alfama tiene un trazado arquitéctonico y un ambiente muy diferente debido a sus empinados callejones, sus casas blancas donde asoma la ropa tendida en los balcones adornados con geranios, los niños que corretean y juegan en sus plazoletas y las numerosas callejuelas que descienden hasta el río formando un auténtico laberinto que nos ofrece unas magníficas vistas sobre la ciudad y el Tajo. Por la noche, resuenan los ecos de las tabernas de fados y, en verano, el olor de los puestos de sardinas asadas invade las calles durante las fiestas patronales. En la Alfama apetece caminar sin rumbo fijo y descubrir sus rincones aunque te pierdas por sus intrincadas callejuelas. Algo parecido ocurre con el barrio de Mouraria.Antes de iniciar la subida al barrio de la Alfama o al descender hacia el río vale la pena recorrer también las calles a orillas del Tajo con sus casas con azulejos y su ambiente portuario.

 La ciudad se presta a numerosos recorridos literarios y arquitectónicos. Se pueden seguir las huellas del famoso escritor Fernando Pessoa, tomando una bica en la cafetería A Brasileira con su elegante decoración modernista y su archifotografíada estatua de bronce o comiendo en el restaurante A Martinho da Arcada de la Praça do Comércio donde el escritor escribió algunos de sus poemas y se reunía con los intelectuales y artistas de su época.

Fernando Pessoa caminado por A Baixa

El recorrido de cafés históricos y literarios no puede olvidar el Café Nicola de la Praça da Figueira con su bella decoración art déco que en sus inicios fue una librería y lugar de encuentro para intelectuales y tertulias literarias, a las que acudía, entre otros, el escritor Jose Maria Eça de Queiroz que utilizó Lisboa como escenario de algunos de sus relatos como en El primo Basilio o Los Maia. 

También se pueden seguir las andanzas del inolvidable protagonista de la deliciosa novela de Antonio Tabucchi Sostiene Pereira que fue llevada al cine y cuyo papel protagonista interpretó magistralmente el actor Marcello Mastroianni. Al hacerlo, reviviremos entonces la verbena de la Praça da Alegria en los opresivos tiempos de la dictadura de Salazar con el trasfondo de la guerra civil española y del auge del fascismo alemán e italiano, la limonada muy azucarada y la tortilla a las finas hierbas del Café Orquídea en la calle Alexandre Herculano, la casa del protagonista en la rúa da Saudade cerca de la catedral o el British Bar, el bar portuario donde Pereira se detiene antes de tomar el tren en la estación de Cais do Sodré.

 Hace unos años entré en la librería más antigua de Lisboa, la librería Bertrand, en la rúa Garret, en pleno corazón del Chiado. Buscaba El Año de la muerte de Ricardo Reis de José Saramago en portugués, una novela que cuenta la historia de un hombre que regresa después de pasar 16 años en Brasil a una Lisboa atlántica y lluviosa en los inicios de la dictadura. Empecé a leerla a orillas del Tajo junto a los muelles en un ambiente totalmente portuario y no demasiado lejano a lo que describe Saramago en las primeras páginas de la novela.

 Los amantes del jazz y la literatura pueden revivir algunos momentos de la novela de Antonio Muñoz Molina  El invierno en Lisboa y, de paso, acercarse al Hot Clube de la Praça da Alegria, el primer club de jazz de Portugal que abrió en 1948, si no fuera porque el local cerró en 2009 por culpa de un incendio. Las actuaciones del club se realizan ahora en los diversos elevadores de la ciudad.

Otro lugar donde vale la pena quedarse un rato es el Largo do Carmo, una bonita plaza donde se encuentran las ruinas de un antiguo convento carmelita que fue destruido por el terremoto que asoló la ciudad en 1755. También se encuentra allí el cuartel que el 25 de abril de 1974 fue protagonista de uno de los episodios de la revolución de los claveles, la revolución que derrocó al dictador Salazar, puso fin a 14 años de guerras coloniales y fue el primer paso hacia la independencia de las colonias. Una placa en el suelo de la plaza recuerda a Salgueiro Maia, el capitán del ejército sublevado, que consiguió que el general Marcelo Caetano se rindiera tras haberse refugiado con sus ministros en el cuartel do Carmo. El actor italiano, Stefano Accorsi, interpretó al capitán Salgueiro Maia en la película Capitanes de Abril  dirigida por la actriz y cantante María de Medeiros.

 Los miradores son lugares que no hay que perderse en esta ciudad salpicada de colinas: Sao Pedro de Alcantara, Santa Luzía, Santa Caterina, Graça... Cada uno tiene su encanto y muestra una perspectiva diferente de la ciudad.

Otro de los atractivos de esta ciudad consiste en cruzar el río con algún cacilheiro para comer un arroz de tamboril en el Restaurante Ponto Final de Cacilhas y poder admirar el skyline de la ciudad desde el otro lado, sobre todo al atardecer. Os aseguro que merece la pena.

Vista de la Alfama y el río desde el mirador de Sta Luzia