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martes, 22 de marzo de 2016

M Train de Patti Smith


M Train es el último libro de la cantante Patti Smith. No conozco sus anteriores trabajos literarios pero como sus canciones siempre me han parecido una perfecta mezcla de rock y poesía, pensé que podría gustarme. Y en efecto, así ha sido.

M Train, que todavía no se ha traducido al castellano, toma su nombre de una línea de metro que conecta algunas partes de Manhattan, Queens y Brooklyn. La novela empieza en el Café ´Ino del Greenwich Village donde la cantante iba cada mañana a desayunar y a escribir. El libro está escrito en una prosa fluida que se mueve entre el pasado y el presente, entre los sueños y la realidad y es, como lo ha calificado ella misma, "un mapa de carreteras de mi vida" en el que nos desvela su particular universo con sus obsesiones literarias (Jean Genet, William Burroughs, Bertold Brecht, Sylvia Plath, Roberto Bolaño, Murakami...), sus viajes por el mundo, su afición por el tarot o su adicción a la cafeína. La búsqueda de los escenarios de los escritores y artistas favoritos de la cantante nos lleva a visitar la Casa Azul de Frida Khalo en Méjico, la tumba de Sylvia Plath en West Yorkshire al norte de Inglaterra, la casa del escritor Paul Bowles en Tánger, la cárcel de Nueva Guinea donde Jean Genet pasó algún tiempo o a brindar con sake frente al Monte Fuji por los escritores japoneses Akutogawa y Osamu.

Patti Smith, que ya ha cumplido 69 años, reflexiona sobre la vida, el arte, el amor y el paso del tiempo en ese momento de la madurez o la vejez en el que echamos la vista atrás para hacer el balance de nuestra vida. Es un libro sobre las pérdidas de los seres queridos (la de su marido Fred Sonic Smith, la de su hermano Todd, la de su amigo y fotógrafo Robert Mapplethorpe y la de los compañeros de su generación que ya no están) pero también sobre las pérdidas de objetos cotidianos que tienen un gran valor sentimental para ella como un libro de Murakami olvidado en el cuarto de baño de un aeropuerto, su cámara Polaroid, su abrigo negro, el cierre del café ´Ino o la parcial destrucción de su casita de madera en Rockaway Beach, la playa que Patti Smith conoció y fotografió en los años setenta y que fue arrasada por el huracán Sandy en 2012. Esta playa, que está a una hora en metro de Manhattan, se ha podido recuperar gracias a los esfuerzos de sus vecinos y de la propia Patti Smith y ahora se ha convertido en la playa de moda de los hipsters newyorkinos.

El libro nos muestra una mujer sencilla, culta y bastante solitaria, que escribe en los cafés durante el día y que se dedica a ver series de detectives y a alimentar a sus gatos por la noche pero también una persona inquieta y curiosa a pesar de haber perdido la efervescencia de la juventud y sensible a diferentes causas. Esa sensibilidad fue la que entre otras muchas cosas a lo largo de su carrera, le hizo leer un pequeño manifiesto en contra de la demolición de una parte del barrio marítimo del Cabanyal de Valencia durante el concierto que dio por primera vez en esa ciudad en 2012.