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martes, 9 de diciembre de 2014

Paseando por Bruselas


Hace un par de meses visité Bruselas. Como ya había estado allí en otras ocasiones, decidí perderme por las zonas menos turísticas.

Más allá de la monumental y bellísima Grand Place siempre atestada de gente, del archifamoso Manneken Pis, del olor a gofre y chocolate, de las numerosas cervecerías, del Parlamento Europeo etc... he descubierto una ciudad tranquila, limpia y con una arquitectura cuidada. Me ha resultado muy agradable pasear por algunas zonas de los barrios de Yxelles, Woluwe-Saint Lambert, Saint Gilles y Uccle. Son barrios residenciales de amplias avenidas con una arquitectura bastante homogénea junto a calles tranquilas donde apenas se ven coches, ni bares, ni tiendas, ni turistas. El placer de estos paseos se ha visto aumentado por una atmósfera poco contaminada debido a las frecuentes lluvias (aunque apenas llovió durante los días en que estuve allí), a las hileras de árboles que suelen bordear las calles y a los grandes espacios verdes que más que parques, en algunos casos, son verdaderos bosques como el Bois de la Cambre en el Barrio de Uccle. No en vano, dicen que Bruselas es la ciudad europea con mayor cantidad de zonas verdes.


Durante mi primera visita, me quedé con ganas de visitar un par de museos. Uno de ellos era el Museo Horta en el Barrio de Saint Gilles. El modernismo o art nouveau (como se le denomina en Francia y en Bélgica) siempre me ha resultado fascinante y la visita a la casa taller de Víctor Horta, el arquitecto que fue pionero de esta corriente en Bélgica, no me ha defraudado en absoluto con su escalera en espiral iluminada por una cubierta con vidrieras, sus viguetas de hierro forjado, sus azulejos esmaltados, sus espejos, un lugar donde decoración interior y arquitectura encajan a la perfección para crear una auténtica obra de arte como ocurre con otras viviendas europeas de esta corriente artística.

El otro museo que no pude visitar en su momento es El Centre Belge de la Bande Dessinée, una visita muy recomendable para amantes del noveno arte (o sea el cómic) o si vas acompañad@ de niñ@s. Está ubicado en un precioso edificio art nouveau de 1906 que también diseñó Víctor Horta y que fue anteriormente un almacén de telas. Bélgica tiene una larga tradición de dibujantes de cómic. En el museo, aparte de visualizar todo lo relativo al universo de Tintín, los Pitufos, Spirou y Marsupilami, Lucky Luke, Boule y Bill etc...también se puede hojear Madame Livingstone, el primer cómic realizado por un africano del antiguo Congo belga, el dibujante Barly Baruti. El museo cuenta con una atractiva librería y con una biblioteca con numerosos cómics en varios idiomas (entre ellos catalán y castellano) que se pueden hojear o leer tranquilamente sentados en cojines repartidos por el suelo.


Durante o después de estos paseos, siempre intento descansar en algún café agradable. Hay varios sitios que me han gustado por su originalidad. Uno de ellos es Le Cercle des voyageurs, un lugar acogedor que imita a las cafeterías clásicas con mesas y sillas de madera y una larga pared decorada de arriba a abajo con maletas antiguas. Es también una sala de exposiciones y un lugar de encuentros culturales.

Otro sitio recomendable es Les Halles Saint Géry, el antiguo mercado de la Plaza Saint Géry que funcionó hasta 1977 y hoy en día es un centro de información y un centro cultural que organiza exposiciones y diferentes actividades y cuenta con una cafetería en la parte de abajo que se reconvierte en pista de baile por la noche.

La librería Cook and Book en el Barrio de Woluwe-Saint Lambert junto al Centro Cultural Wolubilis es una librería moderna y original donde se puede comer o tomar algo rodeada de libros. Dispone de varias secciones y cada una tiene su propio diseño. La sección de música tiene una barra de bar, muchos vinilos y música sonando en un ambiente parecido al de una discoteca. La sección de literatura tiene libros colgando del techo, la de cocina es una réplica de una cocina italiana con un fiat blanco en medio y la de viajes tiene una caravana americana vintage de los años cincuenta donde puedes comer dentro. Enfín, una librería muy original si te apetece comer y perderte entre libros...